Buenos días, almas olvidadizas:

Estas son las cosas que publico en Mastodon:

Los que tenemos una edad y la suerte de haber conocido a nuestros abuelos, aprendimos de ellos muchas cosas que hoy se ven como muy normales, pero que cuando ellos eran jovenes eran casi impensables para el ciudadano de a pie.\ Pero hoy no quiero centrarme en los logros en igualdad y derechos sociales que hemos adquirido, sino en los privilegios que muchos perdieron y que hoy, sus descendientes, quieren recuperar.\ Hasta el comienzo de los años ochenta en muchos pueblos de Extremadura seguía existiendo la figura del cacique. Ese que decidía entre los peones quien trabajaba en sus tierras y quien no y que los odiaba a todos, menos a los rastreros, porque en la republica le quisieron ocupar las tierras.\ Mi abuelo, sentado en la plaza, me lo señaló en una ocasión. Pasaba sentado en el asiento de atrás de un viejo Mercedes, conducido por el hijo de quien había sido su capataz.\ El cacique, con la democracia, fue nombrado Senador y colocó a su chófer de guarda forestal, para que siguiera velando por sus tierras.\ Mi abuelo, tras pasar muchas penalidades, emigró, como muchísimos más, junto a su hija, recién casada, a Alemania. Jubilado y de vuelta a su pueblo, veía pasear al cacique aún con odio. Creo que esperaba verlo morir antes que muriese él.\ Pero lo que más le indignaba era que en plena democracia aún hubiese ancianos como él que le hacían reverencias cada vez que se cruzaban con el cacique. Eso sí, ninguno de aquellos tuvo que salir del pueblo. Se conformaron con ser sumisos y alimentarse de las migajas que les tiraba con odio a la cara.\ Soy pobre pero muy orgulloso. Y eso es por culpa de mi abuelo, del que aprendí que los sumisos arruinan países.